Como diseñador gráfico, tiendo a buscar la síntesis de la forma en cualquiera de mis trabajos. “La línea”, en ocasiones extrema, y las “superficies planas de color” que recuerdan a las imágenes corporativas que precisamente por su simplicidad, aspiran a convertirse en iconos inolvidables. Por otro lado, y como escape a la rutina de un estilo minimalista que termina siendo agobiante, busco en lo recargado otra forma de expresión que complementa un estilo con el otro.
Bebí desde muy adentro de la delirante movida madrileña mezclando el diseño, el arte y la música, compartiendo inquietudes con otros que me enriquecían con sus propuestas innovadoras y atrevidas, pasando interminables horas entre el dibujo y el local de ensayo.
El humor gráfico, el cómic, e incluso la publicidad creativa, han sido referentes que me han inspirado a la hora de afrontar retos tanto de diseño como artísticos, buscando un acercamiento popular y desenfadado para contar esas historias que suceden en nuestra vida cotidiana y que nos afectan de verdad. ¿Puede esto denominarse Pop art o Neo pop art?, no sé, quizá.