Popeye no es precisamente uno de los personajes del mundo del cómic más populares dentro de mi generación, aunque si es cierto que a mí particularmente, siempre me llamaron mucho la atención sus películas de dibujos animados. No se trata del héroe al uso, es más bien un antihéroe, que son los que yo admiro: los que no son perfectos, los que son más humanos pero que sus virtudes hacen de sus defectos grandes cualidades.

Popeye es un tipo con una personalidad bastante solitaria y con un humor inestable que al mínimo comportamiento inadecuado de abusones y demás seres indeseables, salta con un mamporro sin previo aviso. Posiblemente esas situaciones se arreglarían, por lo menos momentáneamente, con diálogo y con un infructuoso arrepentimiento del gamberro, pero que como él bien babe, el malhechor siempre reincide. Eso es lo que hace del amigo Popeye un antihéroe entrañable.

No menos curiosos son el resto de los personajes que rodean a Popeye y a los que también he querido tributar en esta particular serie de fotomontajes (photobashing).

En esta serie he humanizado sus rasgos dotándoles de texturas realistas.